La burocracia sindical traidora es cómplice de que la banca privada y los chupasangres de la empresa privada lucren con los ahorros individuales de los trabajadores. Las sabandijas logran millonarias ganancias y pagan intereses miserables a las AFPs.
Se informa
que el BCB compra bonos de las AFPs por un valor de 3.476 millones de
bolivianos, dinero que será depositado en las cuentas de los bancos privados
del país para que éstos, a su vez, puedan realizar préstamos a empresas
productivas o a personas particulares.
¿Por qué
semejante operación? La explicación está en que los bancos tienen una limitada
disponibilidad de liquidez para realizar sus préstamos, sólo cuentan con el 10
% de la masa monetaria que manejan porque las restantes 90 % son de los clientes
que realizan sus depósitos. Lo que el gobierno busca es aumentar la capacidad
de préstamo de los bancos inyectando en sus cuentas esos 3.476 millones de Bs..
De esta manera garantizarles mayores posibilidades de ganancia y aumentar
circulante en el mercado interno.
Esta
operación que hacen las AFPs no es nada extraordinario, obedece a la lógica de
la capitalización individual del sistema de rentas imperante en el país. Los
ahorros individuales de los trabajadores, según las Leyes 1732 gonista y la 065
masista, deben ser inyectados --en forma de préstamos o inversiones
productivas-- al torrente financiero para que puedan generar utilidades con la
finalidad de garantizar el pago normal de las rentas durante la vida del
jubilado y de sus derecho-habientes.
Los
trotskistas, desde el principio, nos opusimos tenazmente a la implantación de
la capitalización individual, denunciamos que se trataba de la destrucción de
la seguridad social a largo plazo y tenía la finalidad de liberar al Estado
burgués y a la empresa privada de su obligación de financiar las rentas de sus
dependientes. Cuando el gobierno del MAS aprobó y promulgo la Ley 065
realizamos grandes movilizaciones denunciando que se trataba de remachar la ley
gonista 1732.
La
burocracia salió contra las movilizaciones del magisterio para defender la ley
masista, la calificó de “revolucionaria” porque consideraban que se retornaba
al principio de la solidaridad sin que el Estado y el patrón pusieran un solo
centavo para conformar el llamado “fondo solidario”, fondo que debiera
acumularse con el descuento del 0.5 % a los miserables sueldos de los
trabajadores.
Por otra
parte, la burocracia sindical guardó silencio cómplice cuando Evo Morales
comprometió los ahorros de los trabajadores para realizar préstamos a los
agroindustriales del Oriente para que puedan hacer grandes inversiones y amasar
fortunas pagando miserables intereses a las AFPs.
Los
dirigentes sindicales de la COB, de la FSTMB y de la totalidad de las
confederaciones y federaciones nacionales de los otros sectores son doblemente
traidores, primero por haber avalado con su silencio la promulgación de la 1732
y por haber apoyado francamente la 065. En ambas disposiciones legales está eso
de que los ahorros de los trabajadores pueden ser usados por los chupasangres
empresarios privados y por el Estado burgués.
Debemos
rechazar enérgicamente a los cínicos como Orlando Gutiérrez de la FSTMB que, en
una entrevista con una red de emisoras masistas (Radios Bartolina Sisa y
Causachun Coca), ha dicho que la determinación del gobierno de Yánez de
destinar 3.476 millones de bolivianos de las AFPs para préstamos en favor de
los empresarios privados, es una “medida neoliberal”. Pasando de revolucionario
este traidor se toma la libertad de hablar en nombre de todos los explotados de
este país. Todos estos proxenetas del gobierno burgués del MAS deben llevar
grabada en la frente la historia de sus traiciones para no seguir engañando a
los trabajadores y al país.
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